Lo primero que me vino a la cabeza cuando supe que mi hijo era un niño con altas capacidades fue ¿y ahora qué?, lo que no sabía entonces, es que aún hoy, seguiría haciéndome la misma pregunta.

Han pasado tres años, muchos libros leidos, muchas reuniones, muchas promesas, muchos chascos, también mucho apoyo por la asociación de padres de niños con altas capacidades de Baleares ABSAC... pero sigo con el dichoso ¿Y ahora qué?.

Quizás explicando a todo el mundo lo que son las altas capacidades y lo que supone para las familias, se abra una pequeña puerta a la esperanza para que se de a estos niños la adaptación educativa que necesitan y a la que tienen derecho.

Esta es mi experiéncia.